La caimana
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El día que Faoro encontró aquel bebé caimán, que cabía en la palma de su mano, lo acaricío suavemente y, sin siquiera pensarlo, lo metío en el bolsillo de su camisa. Como tenía la piel algo oscura, le puso el nombre de Negro, Fue el comienzo de una historia, y de una gran amistad, que todavía hoy se recuerda en las orillas del río Apure.
